jueves, 20 de marzo de 2014

La vida de la presidenta Alemana.

Una mujer Extraordinaria, fuera de serie.
7 septembre 2011, 12:46
Angela Merker
hamburgo, 1954) Política alemana, presidenta del partido alemán Unión Demócrata Cristiana desde 2000 y canciller de la República Federal de Alemania desde 2005. Es la primera mujer desde que nació el Estado alemán (1870), y también la primera persona originaria de la extinta República Democrática Alemana (RDA, comunista), que asume la jefatura del Gobierno federal.
Nacida en Hamburgo en 1954, Angela Merkel, hija de un pastor protestante, vivió desde que tenía pocos meses en la RDA, bajo los rigores del régimen comunista, y no fue disidente, sino militante de la Juventud Alemana (comunista), y estudiante de física en la Universidad de Leipzig, en la que se doctoró en 1986.

Angela Merkel
Investigadora en la Academia de Ciencias de la RDA, no entró en política hasta el derrumbe del Muro, en noviembre de 1989, y realizó una meteórica carrera: ministra de Juventud y Familia (1990-1994) y del Medio Ambiente y Naturaleza (1994-1997), estrecha colaboradora del canciller Helmut Kohl, y al retirarse éste, secretaria general (1998) y presidenta del partido, cargo para el que fue elegida el 10 de abril de 2000.
Los comentaristas alemanes subrayan que, en el seno de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), dominada por dirigentes católicos de las regiones occidentales, Merkel mostró una tenacidad admirable en la lucha por el poder desde que fue elegida secretaria general en 1998. Durante el cataclismo que sacudió al partido por los donativos ilegales (las cajas negras), que se llevó por delante al heredero de Kohl en la presidencia del partido, Wolfgang Schäuble, su ambición política prevaleció sobre el respeto que profesaba a su mentor.
No sólo censuró a Kohl en un artículo de prensa que causó sensación, sino que abogó por un nuevo impulso que liberara al partido de la pesada herencia. Aunque presidenta de la CDU desde abril de 2000, su meteórico ascenso suscitaba recelos entre los barones del partido, que la consideraban una figura de transición, de manera que cuando hubo que elegir un candidato para las elecciones, los parlamentarios de la coalición prefirieron al presidente de la rama bávara, la Unión Social Cristiana (CSU), Edmund Stoiber. Su pugna con el jefe del grupo parlamentario, Friedrich Merz, cercenó sus aspiraciones, pero esa preterición, lejos de deprimirla, le insufló nuevas energías.
Presidenta de la CDU
La derrota de Stoiber por el canciller Gerhard Schröder, en las elecciones del 22 de septiembre de 2002, permitió a Merkel escalar un nuevo peldaño en la ardua cucaña del poder: desplazó a Merz, debilitado por el fiasco electoral, y fue elegida presidenta del grupo parlamentario CDU-CSU y, por ende, jefa de la oposición en el Bundestag.
Si creemos a su principal biógrafo, Gerd Langguth, siguió el consejo de Kohl, según el cual para preservar el poder es preciso dominar el partido, pero también mantuvo su proverbial desconfianza hacia los correligionarios enquistados en los engranajes burocráticos. Sus intenciones no se concretaron hasta que fue reelegida triunfalmente presidenta de la CDU en un congreso en Hannover, el 11 de noviembre de 2002, consagrada como líder indiscutible. Volvió a ser reelegida en dos años después, en diciembre de 2004, y consolidó su reputación de mujer implacable.
Durante sus tres años en el primer escaño de la oposición, no sólo se mostró tenaz en sus diatribas contra las reformas de Schröder, que juzgó insuficientes, sino que ganó fama de adoptar una posición estrictamente racional ante los problemas, de la que deriva un estilo político que huye de las generalidades para atenerse a la observación y el estudio de los detalles. En contraste con Kohl, un político tradicional y católico, obsesionado por la historia y por el consenso social y político, ella actuó como una científica, pragmática, “independiente de la ideología”, según sus palabras, que sopesa cuidadosamente los pros y los contras, pero que no vacila en la decisión.
Candidata a la cancillería

Elegida por unanimidad candidata de la coalición CDU-CSU a la cancillería el 30 de mayo de 2005, empezó la campaña electoral con 20 puntos de ventaja, pero ésta comenzó a esfumarse tan pronto como reveló su programa económico y, sobre todo, desde que anunció que subiría el impuesto sobre el valor añadido (IVA) en dos puntos para promover la creación de empleo. En vez de enmendar el yerro, lo remachó al elegir como asesor fiscal a un profesor de la Universidad de Heidelberg, Paul Kirchhof, con una visión ultraliberal, que abogó por una reforma radical de los impuestos y propuso de manera imprudente un gravamen único del 25% y la supresión de las subvenciones.

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